¿Cómo motivar a los alumnos para gestionar un consumo energético sostenible?
Actualmente abordar contenidos de energía en los centros educativos con los alumnos es para ellos de poco interés, la enseñanza de las ciencias supone un enorme reto para los docentes, ya que día a día debe llevar a cabo las propuestas curriculares demandadas, así como también tener la propia obligación de conseguir transmitir su conocimiento a un alumnado cada vez menos entusiasta en el estudio de este ámbito. La forma como los alumnos aprenden ciencias ha sido , durante largo tiempo, tema de discusión y controversia (Rioseco & Romero, 2007).
Para lograr que los alumnos encuentren las clases suficientemente interesantes relacionadas con este contenido es necesario potenciar su motivación intrínseca, es decir, el interés que sale del interior del propio alumno o alumna. Es importante también ayudarlos a que encuentren un valor en el aprendizaje que les pueda ayudar en su vida cotidiana. En ocasiones, será una utilidad claramente práctica y en otras en forma de sólida base de conocimientos y competencias que le faciliten poder desenvolverse con soltura en los retos y situaciones de la vida.
La energía, como propiedad básica de todos los sistemas (naturales y tecnológicos), constituye uno de los contenidos esenciales en los currículos de ciencias; su comprensión permite interpretar multitud de fenómenos cotidianos (García-Carmona, 2013).
La importancia de la enseñanza del concepto energía en las ciencias naturales irradia sobre dos aspectos particularmente. El primero, su funcionalidad en la posibilidad de explicar una gran diversidad de fenómenos naturales y el segundo, la representatividad que tiene en los ámbitos científico, tecnológico y social. Es por esta razón que no solamente se debe abordar el contenido en base al concepto, sino más bien ir más allá y relacionarlo con la cotidianidad, ya que es ahí donde se puede visualizar el valor de dicho recurso y crear conciencia sobre su consumo.
La gestión energética es el conjunto de acciones y procesos que buscan la optimización del consumo energético con el fin de lograr una mayor eficiencia, racionalidad y ahorro. Pues bien, la gestión energética engloba aquellas acciones que se pueden implementar, a través del análisis, monitorización y optimización para mejorar la relación entre esos parámetros.
Entre los objetivos de la gestión energética destacan:
Disminución del consumo energético.
Uso de la energía de forma más eficiente.
Ahorro económico.
Menos emisiones de CO2.
Reducción de la huella ambiental.
Cumplimiento de la legislación sobre eficiencia energética.
El consumo sostenible de energía es aquel que atiende a criterios de sostenibilidad ambiental y social, es decir es un consumo que permite el bienestar de las generaciones actuales sin desmerecer el futuro de las generaciones futuras. Debemos y podemos consumir energía, pero solo la justa y necesaria, utilizando los equipos y procesos más respetuosos con el medio ambiente.
En la actualidad, el panorama energético es considerado una situación preocupante, por lo que se hace necesario entonces, trabajar para establecer un sistema basado en el uso racional y eficiente de la energía como una de las dimensiones de la educación ambiental. En este sentido, la educación energética, constituye una condición indispensable para lograr los objetivos de la Educación para el Desarrollo Sostenible, al ser considerado éste, un aspecto decisivo para la sostenibilidad del proyecto energético cubano, que contribuye no sólo al mejor y más eficiente uso de los combustibles fósiles con que contamos, sino que además constituye una herramienta indispensable en la transición hacia una economía energética sostenible.
Desde esta perspectiva, la educación juega un papel significativo en este proceso, ya que el consumo de energía de cada persona depende directamente de su comportamiento, pero la base de éste es promovido por un proceso educativo, que propicia cambios en las actitudes individuales frente al uso de la energía; de ahí la importancia que adquiere en la actualidad, el tratamiento a la educación energética desde el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Así mismo, se considera sustancial reflexionar acerca del incremento del consumo energético que se genera actualmente. Ello ha provocado un cambio importante en los patrones de consumo, con el consiguiente impacto en el medio ambiente, al evitar el uso de otros portadores más contaminantes; así como en el mejoramiento de la salud en el entorno familiar. En este sentido, cobra particular importancia la Declaración de la Cumbre del Milenio, en la que quedó expresado el compromiso de luchar por un mundo más próspero, más justo y más pacífico. El tema energético queda implícito en el ODS 7. De ahí, la necesidad de incorporar de forma coherente y progresiva, en las estrategias y políticas de desarrollo, el imperativo de lograr tan importante objetivo.
Según la agenda 2030, en su objetivo 7 garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos: la energía es central para casi todos los grandes desafíos y oportunidades a los que hace frente el mundo actualmente. Ya sea para los empleos, la seguridad, el cambio climático, la producción de alimentos o para aumentar los ingresos, el acceso a la energía para todos es esencial. La energía sostenible es una oportunidad que transforma vidas, economías y el planeta.
Uno de los principales objetivos de la educación energética es que el/la alumno/a sea capaz de evaluar y comprender la necesidad de energía asequible, confiable, sostenible y limpia para la preservación de los recursos.
Si analizamos todas las actividades diarias que realizamos seremos conscientes de que la energía está presente en la mayoría de ellas. Su consumo sigue creciendo y producirla exige unos recursos cada vez más escasos y un gran impacto ambiental.
La educación en energía sustentable es la base para impulsar el crecimiento económico, reducir las emisiones de gases contaminantes y crear nuevas fuentes de empleo. Por medio de esta podemos enseñar diversas acciones a tomar en consideración para contribuir al consumo sostenible de la energía. Como son:
Aprovecha la luz natural todo lo posible, con persianas o cortinas abiertas durante el día.
Apaga las luces al abandonar una zona, aunque sea por poco tiempo. El último que apague la luz y los equipos compartidos.
Cierra los equipos informáticos al final de la jornada (PC, pantalla, impresoras). También durante ausencias prolongadas del puesto de trabajo, además reduce los riesgos de seguridad informática.
Mantén la temperatura ideal en la oficina, con 21ºC en invierno y 26ºC en verano es suficiente.
Apaga los sistemas de climatización cuando las salas estén vacías. Enciéndelos sólo cuando alguien las utilice. En un mismo edificio, y en horas de poca concurrencia, utiliza espacios comunes climatizados.
Mantén las ventanas cerradas, salvo que, puntualmente, sea necesaria la ventilación por cuestiones sanitarias.
Acumula los trabajos de impresión o fotocopias y apaga después el equipo. El único equipo que no consume es el apagado.
Utiliza las escaleras. ¡Tu salud te lo agradecerá!
Adapta tu ropa de trabajo a la estación del año.
Limita el consumo de papel y recicla. Fabricar papel requiere mucha energía, que se reduce en el caso de papel reciclado.
Considero que es muy importante realizar un consumo responsable de la energía, fomentando el ahorro energético para contribuir a conservar el medioambiente y el desarrollo sostenible.
Fuentes Bibliográficas
Rioseco, M., & Romero, R. (2007). La contextualización de la enseñanza como elemento facilitador del aprendizaje significativo. Encuentro Internacional Sobre El Aprendizaje Significativo, 84, 251–262.
Antonio García-Carmona, A. M. C. (2013). Enseñanza De La Energía En La Etapa 6-12 Años : Un Planteamiento Desde El Ámbito Curricular, 3, 87–102.
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